Otro derbi, misma realidad
Simeone tenía claro quiénes iban a ser diez de sus hombres elegidos, la única duda era si Raúl Jiménez, Griezmann o Arda saldrían arriba para completar el once. Se decidió por el mejicano siendo Arda y Griezmann los que revolucionarían el partido con su entrada al campo. Pero vamos por partes. El balón echó a rodar. Y cuando los últimos aficionados aún no se habían acomodado en sus asientos, un córner botado por Koke puso el 0-1 gracias a un cabezazo de Tiago que dejó a Casillas viendo cómo el balón tocaba red por su palo. El Atlético no se relajó y se mantuvo ordenado en el campo. Fue entonces cuando Moyá evidenció por qué se ha ganado el puesto de portero titular sacando una falta a Bale.
El Real Madrid se desesperaba cada vez que intentaba una jugada puesto que el Atleti le cortaba los caminos. Cristiano tiró de su equipo y con la velocidad que le caracteriza cogió el balón por la banda derecha. Cuando pisó área, Siqueira metió la pierna provocando un penalti que el mismo portugués transformó poniendo el empate a uno en el minuto 25. A partir de ahí, el Real Madrid dominó el resto de la primera parte provocando constantes llegadas al área de los colchoneros, pero con Moyá reaccionando bien ante tres oportunidades. Sobre todo ante Benzema, que se quedaba solo ante el portero pero no supo controlar una pelota que le dejaba mano a mano ante el mismo. El Atleti necesitaba un respiro y Mateu Lahoz se lo dio pitando el fin de la primera parte.
Con una actitud renovada como si acabara de comenzar el encuentro, el Atlético saltó al campo tras el descanso. Simeone no tardó en mover banquillo para darle otro color a su equipo. Hizo dos cambios ofensivos vitales que demostraban que el Cholo quería los tres puntos y que hay pólvora en el banquillo. Arda por Gabi y Griezmann sustituyendo a Raúl Jiménez revolucionaron el partido. Y más que revolucionar, Arda sentenció. Un centro raso al área de Juanfran tras pared con Griezmann, que Raúl García con una gran maniobra de distracción dejó pasar, llegó a las botas del turco que con un derechazo ajustado adelantó de nuevo a su equipo en el marcador a falta de 15 minutos para el pitido final.
Se aguantó y se ganó con la sensación de que últimamente todo sigue igual en las noches de derbi, esas que se han convertido ahora en la peor pesadilla de los aficionados madridistas: antes veían el enfrentamiento con el Atleti como un paseo hacia la victoria, y ahora los que visten de rayas les pasan por encima.